Anhelo ser el pintor que atrapa el pasado en sus trazos, sumergiéndome en el ayer para teñir el lienzo del mañana. Quiero ser el testigo íntimo de la eternidad temporal, custodiando con celo la esencia humana en cada pincelada.
Ciro Madueño, hijo de Félix Madueño y Dora Velasco, nació en el seno de una familia numerosa, compuesta por él y sus 10 hermanos. Desde su infancia, la llama de su sensibilidad artística fue encendida por su madre, quien, con paciencia y amor, le inculcó la apreciación por diversas formas de expresión artística.
Su viaje en el mundo del arte comenzó en la Gran Unidad Escolar de San Ramón, en la ciudad de Tarma, donde su vocación por la pintura se manifestó durante la escuela secundaria. Allí, dejó huellas perdurables a través de telones y murales que testimonian sus primeros pasos artísticos. Posteriormente, se inscribió en la Escuela Nacional de Bellas Artes en Lima, donde inicialmente combinó estudios de economía por influencia paterna. No obstante, la llamada de la pintura resonó más fuerte, llevándolo a dedicarse completamente a esta forma de expresión.
Su primera incursión artística culminó con una exposición en el Concejo Municipal de Tarma a la temprana edad de 19 años. Aunque, por circunstancias ajenas, se apartó temporalmente de la pintura para embarcarse en la creatividad industrial, diseñando juguetes educativos innovadores y muebles ejecutivos estilizados. Su búsqueda artística lo llevó a Europa, donde en 1974 llegó a Francia.
En la vibrante escena parisina, compartió noches bohemias en cafés emblemáticos como «Le Dome,» «La Palette,» «La Rotonde,» y «Le Selecte,» donde se codeó con pintores, escultores y poetas de diversos orígenes. Después de superar obstáculos económicos y lingüísticos, inició estudios en la Escuela de Bellas Artes en Versalles y también cursó sociología en la Universidad Paris-VIII Vincennes, influyendo profundamente en su obra con un contenido social.
Enamorado de una colombiana, Elsa Pinto, regresó a Bogotá, donde fundó un hogar y abrió un taller de pintura. Su travesía lo llevó también a Venezuela, específicamente a la región del Táchira, donde radicó durante muchos años. La exposición «Flora y Gestación» en la galería MATIZ, organizada por Juanita Picas, marcó un hito en su carrera, destacando la tendencia surrealista que adquirió en París. Inspirado por lo onírico de su compatriota Gerardo Chávez, la originalidad de Max Ernst y la magia de Roberto Matta, Ciro Madueño forjó su identidad artística, plasmando en sus obras la riqueza de la experiencia cosmopolita parisina y la esencia de los paisajes andinos del Táchira.
¡Con un abrazo de amor al mundo, que resuene en cada trazo de mi creación!
Ciro Madueño
Artista Plástico
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